¿A ti te ha pasado alguna vez que te llegó tarde la menstruación por causa de alguna situación que viviste a lo largo del ciclo correspondiente? ¿Quizás cuando te mudaste o te fuiste de viaje, quizás al terminar o empezar un nuevo trabajo? O igual ha sido por una situación más emocional o relacional.
Me imagino que a ti, igual que a mi e igual que a la gran mayoría de mujeres, te ha pasado algo parecido en ningún momento. Si ya estabas conectada con tu ciclo en aquel momento, es posible que tenias incorporado el hecho de que lo emocional afecta a lo físico, y tomaste el retraso con calma o incluso aprovechaste para indagar más en lo que te estaba ocurriendo. O igual no conectaste el cambio en tu ciclo con el cambio en tu vida, y posiblemente te llevaste un buen susto, o de que estabas embarazada o de que algo estaba mal con tu salud.
Lo más seguro es que en algún momento alguien te ha dicho que el estrés puede hacer que se te retrasa el sangrado. Tiene sentido, considerando que somos seres fisiológicos, psíquicos y sociales, que nuestros cuerpos y mentes se influyen mutuamente. Pero ¿por qué será que se para o se modifica el ciclo menstrual en momentos de cambio?
Existen estresores emocionales, sociales y también biológicos que tienen impactos en todos los sistemas del cuerpo. El cuerpo recibe todo lo que es un cambio, da igual si tú lo das connotación positivo o negativo, como un estrés porque obliga el cuerpo y la mente a adaptarse.
En el mundo actual, la mayoría de las personas viven en un estado casi constate de estrés. Nos vemos forzadas a llevar ritmos no naturales y a enfrentar muchas situaciones fuera de nuestro control. Vivimos en un mundo que nos exige una “productividad” constante, y esto tiene repercusiones sobre nuestra salud.
Hay dos maneras principales en que estos estresores pueden modificar a tu ciclo. En situaciones de estreses biológicos importantes, como por ejemplo una pérdida de peso, el cuerpo percibe que no se está alimentando con la misma estabilidad que antes y por lo tanto no es un momento seguro para albergar a otro cuerpo. Cuando tu cuerpo entiende que no es un momento seguro para un embarazo, directamente para de ovular. Por esta razón, casa todas las mujeres que han vivido un trastorno alimenticio también han vivido una amenorrea, y en muchos casos el cuerpo puede incluso tardar años en recuperar el ciclo después de volver a comer con normalidad. Suele pasar también cuando hay otros cambios en la dieta, como hacerte vegana por ejemplo, o cambios en el nivel de ejercicio físico. Lo mismo pasa en mujeres que pasa por tratamientos médicos que alteran mucho sus cuerpos.
Aparte de este fenómeno de nuestra naturaleza, el estrés siempre influye con el ciclo a nivel hormonal. Cuando el cuerpo está estresado, nuestras glándulas suprarrenales producen una hormona que se llama cortisol. Esta hormona es fundamental para que los sistemas de nuestros cuerpos puedan adaptar sus funciones como reacción frente el estrés. Creamos pequeñas cantidades de cortisol todos los días, y tiene un ciclo diario natural con el pico en las primeras horas de la mañana, ayudándonos a levantar y activar para empezar el día.
¿Pero qué tiene que ver el cortisol con el ciclo? Uno de los componentes del cortisol, la pregnenolona, también es un componente necesario de la progesterona. Nuestro cuerpo tiene un suministro limitado de esta pequeña molécula y normalmente podemos crear toda la progesterona que necesitamos durante la fase lutea de nuestro ciclo, y también el cortisol que necesitamos todos los días. Pero cuando estamos en una situación muy estresante o un periodo prolongado de estrés continuado, el cuerpo produce más cortisol que la cuenta. Y cuando producimos tanto cortisol, no queda suficiente pregnenalona para poder hacer la progesterona que necesitamos.
Entendiendo que la progesterona tiene que llegar a su pico para poder volver a bajar y señalar para menstruación, podemos ver que si el cuerpo no puede crear tanta progesterona durante un tiempo, su nivel será más bajo y tardará más en llegar a su pico.
He recibido numerosas consultas de mujeres en este último tiempo del confinamiento que han vivido ciclos más largos que nunca, y veo que tiene una explicación biológica. Lo mismo sucede cuando hay un acontecimiento personal, mucha preocupación, un viaje, o cualquier otra cosa que nos produce cambio.
Sabemos que el estrés no nos hace bien y que debemos cuidarnos mentalmente y emocionalmente. Podemos dedicar más tiempo a pasear por la naturaleza, a meditar y a aprender a gestionar mejor las situaciones que no podemos controlar. Aporta a todos los aspectos de nuestra salud, incluyendo por supuesto la salud menstrual.