¿Has oído hablar de los xenoestrógenos?
Son químicos sintéticos con estructuras parecidas a la del estrógeno, y por lo tanto pueden entrar en los receptores de estrógeno que tienen nuestras células. Cuando pase esto, los receptores no pueden vincular con estrógenos, entonces nuestro cuerpo empieza a crear más y más estrógenos, ya que percibe que hay muchos receptores vacíos. Pero como los químicos están bloqueando el paso, los estrógenos siguen sin poder vincular con los receptores y se quedan sueltos por la sangre, y el cuerpo sigue creando más.
Estos xenoestrógenos ejercen sobre las células un efecto incluso más fuerte que nuestro estrógeno natural y producen una respuesta alterada. Esto quiere decir que todas las células de nuestro cuerpo que normalmente reciben señales de estrógenos para realizar sus funciones, acaban realizando funciones anormales. Esto afecta gravemente a nuestra salud, y también al medioambiente.
Las hormonas sintéticas se encuentran en todos lados hoy en día, es prácticamente imposible escapar sus efectos.
Estas toxinas están presentes en la comida- en muy grandes cantidades en la comida procesada y carne y lácteos que provienen de la industria comercial no orgánica, también las frutas y verduras no orgánicas y muchos otros productos ya que la mayoría de pesticidas y otros agroquímicos no son regulados y contienen disruptores hormonales.
Los plásticos, sobre todo plásticos blandos como las bolsas de plástico y las botellas de plástico, también contienen estos químicos que alteran nuestro sistema endocrino. Otra industria que utiliza muchos estrógenos y químicos con estructuras parecidas al estrógeno es la industria cosmética. Ya que el estrógeno ayuda a suavizar la piel y fortalecer el pelo, es un ingrediente principal en casi todas las cremas y champús que se fabrican. Aún que no ingerimos estos productos por la boca, los xenoestrógenos entran en nuestro cuerpo por la piel y hacen el mismo efecto que los que comemos.
El peligro más importante que hay que subrayar aquí, es que estos químicos no llegamos a procesar hasta desintegrarlos de todo, y salen en la orina. Siendo tan pequeños, tampoco se pueden filtrar por los sistemas de depuración, y por lo tanto todos los xenoestrógenos llegan al mar.
Por lo más que nos cuidemos de no utilizar productos que contienen materiales sintéticos, ya nos rodean por todas partes, están en el agua que utilizamos para cocinar y para ducharnos, están incluso en el aire. Los xenoestrógenos están teniendo un efecto enorme sobre el planeta entero.
Hay una gran cantidad de mujeres en el mundo utilizando alguna forma de anticoncepción hormonal, como por ejemplo píldoras, anillos, parches, inyecciones, implantes o algunos DIUs. El funcionamiento de estos artilugios cuenta con parar totalmente el ciclo hormonal femenino e introducir en el cuerpo hormonas sintéticas que engañan el cuerpo para evitar la ovulación. Estas hormonas sintéticas tampoco pueden llegar a descomponer antes de salir del cuerpo, y entonces acaban en el suministro de agua y en los océanos, donde cada molécula de estas tarda de noventa a cien años en descomponerse.
Existen numerosos estudios sobre el efecto de los estrógenos sintéticos en las poblaciones de animales marinos. Hubo uno muy destacable sobre una población de peces en un rio que pasaba por al lado de una ciudad en su recorrido desde su nacimiento hasta el mar. Esta ciudad, como podemos imaginar, tiene una depuradora y una planta de filtración que limpia el agua de las cloacas para no contaminar el rio. Observaran a la comunidad de peces cerca del nacimiento del rio, antes de pasar por la ciudad, y encontraron un 50 % de hembras y otro 50 % de machos. Cuando observaron a peces de la misma especie después de la ciudad, apreciaron un 80 % de hembras, 10 % de hermafroditas y 10 % de machos. Algunos seres marinos, como esos peces, tienen la capacidad de cambiar de sexo según su edad o incluso según necesita el banco para estar equilibrado. Se ve que también son susceptibles a la cantidad de estrógeno en el agua y una feminización tan fuerte de una especie no puede ser muy bueno para su evolución.
Grupos de conservación han llegado a mostrar claramente que en poblaciones de ranas, menos porcentaje de huevos sobreviven en zonas donde hay más xenoestrógenos en el agua. Otros reivindican que ranas machos adultos se vuelven hermafroditas al ser expuestos a ciertos agroquímicos. En experimentos controlados en laboratorios, han visto que grupos de renacuajos en tanques con agua y estrógenos añadidos salen siendo hembras un número muy desproporcional a los grupos de control. Si sabemos que los ecosistemas de los mares y también de la tierra dependen en el equilibrio, considerar que efectos pueden tener estos cambios a largo plazo es aterrador.
Es evidente que la sobre-estrogenización es un fenómeno global muy difícil de parar. Lo químicos que ya están presentes en nuestra agua tardarán muchísimo tiempo en disolverse. Es necesario un cambio radical, tanto desde la regulación que desde la producción, para limitar la cantidad de toxinas que introducimos en el medioambiente. No lo puede conseguir una persona sola ni un día para otra, pero sí que podemos abrir la conversación para consciencia a más personas sobre este gran problema y presionar a los gobiernos y las corporaciones para que tomen medidas al respeto.
No podemos cambiar el hecho de que el agua con la que duchamos ya contiene xenoestrógenos, pero podemos limitar el consumo directo. Podemos dejar de utilizar productos cosméticos que contienen químicos y optar por opciones biodegradables o mejor aun comprar o hacer cosméticas hecho con ingredientes totalmente naturales. Si dejamos de comer comida procesada y productos animales no orgánicas, también bajamos la cantidad de xenoestrógenos que ingerimos. El uso del plástico también es algo que podemos controlar bastante. Usar botellas de agua que sean de cristal o metal en lugar de botellas de plástico es un paso importante. Podemos minimizar la cantidad de comida que viene envuelto en plástico, y dejar totalmente de usar plástico para conservar la comida en papel de plástico y calentar la comida en envases de plástico.