La situación actual de aislamiento está causando grandes cambios en nuestras vidas. Nos vemos forzados a reinventar nuestra rutina y nuestra vida social, con nuevas maneras de abarcar la interacción, el ocio, la formación, y por supuesto la sexualidad.
Casi todo el mundo se encuentra metido en casa durante casi todo el día. Para parejas que conviven, puede ser un momento para dedicar más tiempo a la actividad sexual que anteriormente, y así fortalecer el vínculo. Para personas que no tienen parejas formales o que no conviven con sus parejas, será más bien un momento para explorar la actividad sexual que se puede disfrutar con una misma. Algunas personas se están frustrando mucho, pero otras están aprovechando del tiempo libre para jugar e innovar.
El placer sexual tiene innumerables beneficios tanto para la salud física como la salud mental. Así que nos viene bien aprovechar esta época para mejorar la relación que tenemos con nosotras mismas y con nuestra sexualidad. Es un aspecto fundamental de quienes somos que la sociedad nos enseña a rechazar o disimular, que en realidad nos aporta confianza y bienestar.
En el último año se ha dado mucha fama por por diversos medios al famoso satisfyer. Aparatos que utilizan el mismo tipo de estimulación que este, conocidos como succionadores del clítoris aunque lo que hacen no tiene mucho que ver con la succión, ya llevan años en el mercado y gracias a una campaña de marketing increíble contando con algunas de las cuentas más seguidas de Instagram, de repente se llegaron a ser «EL» tema de conversación en todos los ámbitos, desde la primera charla entre desconocidas en un bar hasta la cena de Nochebuena con los suegros.
Ahora que nos encontramos en esta situación, encerradas con mucho tiempo, pues es normal que vuelven a aparecer en nuestras esferas de conocimiento. Son productos que prometen llevar la usuaria al orgasmo en menos que tres minutos, y por ese logro la gente se vuelve loca.
Es un uso asombrante de la tecnología, sí. Pero te pregunto, ¿por qué ponemos socialmente en positivo llegar al orgasmo tan rápido? ¿Acaso es una carrera?
El orgasmo en sí es la liberación de tensión muscular y vasocongestión que aumentan en el cuerpo durante el proceso de excitación. Proporciona placer- pero el deseo, la estimulación y la excitación también. Seguimos suponiendo que el orgasmo es la meta de una experiencia sexual. Tratamos a la relación sexual y también el autoerotismo como un medio para llegar a un fin fisiológico. En realidad, la sexualidad engloba mucho más que este momento de soltura y relajación que trae sensaciones de euforia. Todo un encuentro sexual, sea con otra persona o con una misma, puede ser una experiencia de euforia, de descubrimiento, de comunicación y conexión.
Cuando tengamos sexo, incluyendo por supuesto el sexo que tenemos en soledad, estamos vulnerables e instintivos- se podría decir que nos encontramos en nuestro estado más humano y más puro.
¿Por qué entonces tenemos esta idea de que hay que llegar al orgasmo lo más rápido posible? En realidad estamos viviendo en una sociedad que pone gran valor en conseguir las cosas de manera extremadamente rápida. Si queremos saber algo, podemos preguntar a Google y tener la respuesta en menos que un segundo sin tener ni que teclear la pregunta, mucho menos investigar en varios libros hasta encontrar la información que necesitamos para sacar una conclusión. Si tenemos hambre, podemos pedir para que nos traigan a casa comida de cualquier tipo, no tenemos por qué pasar una hora cortando verduras y haciendo un guiso, podemos sobrevivir tranquilamente sin ni tan siquiera saber cocinar. Tenemos una cultura que requiere tanta «productividad» que valoramos más ahorrar el tiempo que podemos utilizar para trabajarmás y consumir más, que la calidad y la profundidad de las cosas y las acciones.
Esta cultura de rapidez y productividad nos está viviendo cada vez más individualistas y nos va cambiando las prioridades, incluso en el sexo. Existe la masturbación para saciar una necesidad tan básica como comer, y también existe la masturbación para disfrutar del proceso de excitarse, de acariciarse, de amarse.
Me han explicado muchas mujeres lo guay que es el satisfyer, lo guay que es poder correrse tan fácilmente. Me parece muy bien que puedan disfrutar y sentir sensaciones tan positivas, pero me sigo preguntando ¿por qué es bueno correrse tan fácilmente?
Dicen que este aparato es revolucionario porque ha hecho que hablemos de la masturbación femenina, pero por todo lo que he visto, leído y escuchado, tampoco estamos hablando mucho de la masturbación, estamos hablando de un producto que por comprarlo te facilite la vida- más o menos como si fuera la termomix.
A raíz de la fiebre colectiva del satisfyer, todas hemos oído muchas conversaciones sobre como mola el satisfyer, pero aún no he oído más conversaciones sobre nuevos descubrimientos, fantasías, ni experiencias de viajes de autoexploración y autoconocimiento.
Se considera que con esta pequeña maquina es muy fácil tener un orgasmo. Es fácil porque lo colocas en un sitio y lo dejas funcionar. No es necesario hacer ningún esfuerzo para participar de manera activa en tu propio placer.
Ya llevamos mucho tiempo luchando para que el mundo tome en serio la sexualidad femenina. Hace no tantas generaciones ni siquiera se contemplaba que las mujeres disfrutaran del sexo, era simplemente algo que tenían que hacer, o mejor dicho que tenían que aceptar que les hicieran.
Ahora los hombres han sido educados para pensar que si una mujer no tiene un orgasmo, es porque él está haciendo algo mal, y de allí también salen una serie de confusiones, traumas, y sensaciones de incapacidad o insuficiencia.
Nos han enseñado que la función del hombre es estar activo en los encuentros sexuales y la de la mujer es estar pasiva y receptiva, dejar que el otro hace lo que tiene que hacer. Sabemos que en realidad no es así, para empezar no todos los encuentros sexuales tienen lugar entre un hombre y una mujer, y aparte es responsabilidad de cada persona conocer su cuerpo y explorar para interactuar, expresar y conseguir sentirse a gusto.
Si las mujeres ahora se acostumbran a que el placer erótico es algo que les «da» una cosa externa a ellas mismas, sea un aparato o sea otro ser humano, se asienten a vivir la sexualidad desde un punto pasivo. Con todo lo que nos aporta hacer valer nuestros cuerpos y nuestras experiencias, con todo lo divertido y lo placentero que es hacerte el amor con cariño y pasión, ¿realmente queremos basarnos en un orgasmo rápido y fácil?
Me parece genial que cada persona puede elegir como disfrutar con su cuerpo, no pienso que los succionadores en sí son malos. Lo que pienso es que debemos tener cuidado de no caer en aceptar todo lo que nos venden sin pensar en de dónde viene y por qué.
Ahora estamos viviendo una serie de limitaciones sociales y económicas que nos vemos obligadas de aceptar por razones externas a nosotras. Es un momento importante para fortalecer la relación que tiene cada persona con sí misma, de reivindicar autonomía conociéndonos y queriéndonos. Hay aspectos de nuestras vidas actuales que no hemos podido elegir- pero en nuestra sexualidad, nuestro ámbito más personal y más íntimo, sí que podemos seguir eligiendo.